Todos los días de regreso a mi casa paso por varias dulcerías, me encanta ver colgando coloridas y variadas piñatas en sus portales, como invitándome a entrar.
Lo curioso es que odio romper piñatas, las veces que de niña participé en alguna fiesta infantil rompiéndolas me sentí absurda golpeando, rodeada de gente gritando vítores y consignas "dale dale dale" o críticas como el mentado "no comió frijoles"; otras veces, la mayoría, me sentí ridícula deambulando con los ojos vendados y siendo objeto de risas de los demás (cuantos cochinos traumas, tendré que tomar terapia).
Nunca me ha gustado romper piñatas pero ellas me gustan. Adoro sus caras felices esperando que les rompan la crisma (también adoro las paradojas), con sus papelitos de colores por vestido y sus panzas rellenas de dulces, con los brazos abiertos invitándome a que se me piquen todas las muelas.
Me fascina esa invitación para entrar en las dulcerías, su olor azucarado, las voces que cuando piden precios se ensordecen por las cajas de cartón, las bolsas de papel celofán y los platos desechables; los paquetes apilados de churritos, los confetis y globos de miles de tamaños y formas para celebrar a voluntad.
Me encantan las dulcerías. Si alguna vez tengo un negocio propio, sí, ya sé, una editorial sería lo adecuado, una librería, sí, bueno, pero... me encantaría tener una dulcería, tal vez también pueda vender ahí libros infantiles.
viernes, 23 de abril de 2010
viernes, 16 de abril de 2010
Por fin
Extrañaba mucho este sitio, por fin tengo desde dónde acceder y cuando pueda, así que no quiero que haya pretexto para no postear más. Me gusta este lugar, lo que ocurre en él y lo que queda velado.
Muchas cosas pasan por mi mente ahora, estoy a una o tal vez dos semanas de cumplir uno de mis sueños más antiguos y a la vez frescos, el de traer a mi hija al mundo, y tengo muchas cosas que escribir por todo lo que pasa en mi entorno y en mi interior. Trataré de estar aquí de nuevo lo más posible, de nuevo escribiendo, de nuevo en el sueño y en el reencuentro onírico que trae todos mis demonios al exterior.
Aquí de nuevo, yo otra vez, en el diván.
Muchas cosas pasan por mi mente ahora, estoy a una o tal vez dos semanas de cumplir uno de mis sueños más antiguos y a la vez frescos, el de traer a mi hija al mundo, y tengo muchas cosas que escribir por todo lo que pasa en mi entorno y en mi interior. Trataré de estar aquí de nuevo lo más posible, de nuevo escribiendo, de nuevo en el sueño y en el reencuentro onírico que trae todos mis demonios al exterior.
Aquí de nuevo, yo otra vez, en el diván.
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