Esta noche me llamo Lucía.
Soy esa mujer cósmica que nadie toca,
que nada le importa.
Soy el alfa y el omega
de mi nulo principio.
Soy la Lucía de un Serrat
de fugaz memoria que jugaba a ser Godot,
a fingir que me esperaba,
a que nunca esperó.
Nunca llegué.
Esta noche soy el invierno de mil primaveras
lleno de copos de nieve
que caen para regocijarse en el asfalto.
Soy esa Lucía a quien la paradoja del vacío
le llena el alma y se le fuga por el corazón,
porque ya no soy más esa que creí.
Soy la que mira a la parca seducir a los mortales.
Esta del vestido negro que a placer se fusiona con ella,
con su aire espeso, fugaz, nocturno.
Luego me desvisto,
porque las Lucías nos vemos mejor desnudas,
porque sabemos andar descalzas y alzar el vuelo
entre sábanas limpias.
Y cuando soy esta
sueño con trenes, con plumas,
con pantomimas y dulces de limón.
Vuelvo a ser Lucía,
mujer cósmica, desnuda, taciturna,
a quien nada le importa,
que se regocija cayendo
como copo de nieve en el asfalto.
1 comentario:
yo una vez fui Lucía... la de Serrat... :)
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