Inhala.
Exhala.
Que no te escuchen
es mejor si sacas el aire de a poquito.
Están ahí, a tus pies,
van a golpearte otra vez.
No te muevas
que el lodo se quede con tu sangre
y con tu miedo.
Que tus oraciones lleguen a tu madre
–dile que corrí mucho
lo suficiente
que me tiré en el lodo
que fui muy rápido
que no me di cuenta
que no sufrí–
De nuevo el frío cañón
roza tus piernas, tu sexo.
Te jalan los pies
y no sabes si respirar
o morirte ya.
6 comentarios:
Es un texto fuerte e inquietante, me hace recordar un poco lo que hablabamos antes sobre cómo escribimos las mujeres la violencia.
Es, como siempre, un gran placer leerte de nuevo.
Pd. Me encanta el nuevo diseño.
No sé en qué medida las mujeres podemos ser violentas, si acaso el hecho de permitir un acto que violente nuestra intimidad es ejercerla de inmediato...
No manches me gusta mucho, tiene una ritmica bien chida, casi parece canción.
¿De dónde sale la violencia? ¿Por qué se ejerce? Tu texto me remitió a la guerra, no a una en particular, sino a todas ellas.
Afortunadamente existe la otra cara de la moneda.
que visuallllll!!!!!!!!
Me fascina el final... el frío cañón, que tiene múltiples lecturas... Me da gusto que vuelvas, que escribas, que la poesía fluya...
Lady Vivianne
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