No creo que sea coincidencia ir por la calle pensando en todo lo que pasa en mi país, en mi vida, en la de otros, y encontrar esto.
Tampoco creo que sea así de fácil cerrar capítulos, quitar estigmas, sacar el cochambre a cacerolazos, pero vale bien la pena.
Creo que se vale decir, hacer y creer en lo que a uno le dé la gana.
Me toca prestar atención cuando la vida me llama a gritos, porque no creo que sea coincidencia.
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