miércoles, 14 de diciembre de 2011

Esas no deseadas soledades

No sé qué pasa hoy que Ismael García está hoy cante y trove en mi cabeza, en mi nostalgia. Yo también escribía cartas, no a La Habana, más cerquita, pero mis lágrimas le daban la vuelta al mundo cuando extrañaba, cuando la cama estaba vacía y cuando la ropa lucía tan sola, tan dura en el perchero. Y es que son terribles las distancias y temibles las soledades, pero uno aprende, se curte, se sabe fuerte, se reconoce como una roca en la adversidad, digamos que es la parte positiva de una soledad no deseada. Es en esas no deseadas soledades cuando uno decide ser un superviviente con toda el alma, aunque en realidad se sienta como un barco golpeando contra un iceberg. Es en esas no deseadas soledades cuando uno lanza una maraña de paja para que ruede tras del que se ha ido y le cuente cuánto se le extraña, cuánto se le necesita, cuánto se le ama. Y uno como roca toma decisiones, ilusas, torpes, ciertas. Y uno como roca espera, inmóvil, erosionando el corazón. Y uno como roca se instala en el guardapolvo de la puerta para que no se cierre, para que el amor entre de nuevo, si puede, si quiere, si está vivo. Todo es dudoso. Lo cierto es que la espera vale la pena, por si sí, por si no, porque de todos modos uno gana; uno gana porque pierde, uno gana porque reconstruye. Ay Ismael, mira lo que has hecho.

viernes, 25 de noviembre de 2011

El hombre en el espejo

Esta mañana mientras pensaba en los 26 cuerpos encontrados en tres camionetas en el lugar en donde vivo, mientras me horrorizaba lenta y pesadamente, mientras la desolación, la tristeza, la impotencia, el qué será de mi país, de mi hija que apenas empieza a "disfrutarlo", qué será de todos que vamos hacia un hoyo lleno de petróleo, sonaba  incesante en mi cabeza Man in the mirror de Michael Jackson.Sonaba porque recién escuché la versión remasterizada (que por cierto me encantó, me suena a que está un poco godspell), pero también sonaba porque sé que es lo mínimo que cada quien puede hacer por cambiar su vida, la vida de todos.  Si cambio yo, influyo en mi hija y en lo que me rodea. Espero que sea una cadena de cambios y de esperanza.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Besos para dormir de noche

Día largo. Diez treinta pe eme, manejando por la carretera, de pronto en la soledad y negritud del camino suena Daydreamer y comencé a imaginar mi día en dibujos animados, borrosos, difuminados, en blanco y negro, como la noche, como mi corazón dividido en tres.
Él habla y habla, mientras trato de concentrarme paso diapositivas de indios, de vírgenes, de niños sin madre y de caníbales, y yo escucho, admiro; luego vuelvo a mis pensamientos, me voy, me pierdo.
Mi caricatura corre hasta su cama, las joyas de la reina -que no son otra cosa más que mis viejos y usados aretes, collares, anillos, que saca diez mil veces y diez mil veces vuelve guardar-, el osito amarillo tirado en el piso, sus pantuflas de cerdo rosa, su cobija azul, su leche y su sonrisa. Me cuelo en la casita sin que me vean, sin que me huelan, y lo veo a él, empeñado en disfrutar todos los besos, todas las sonrisas que nos tocan, en preparar las bolitas de carne, en pasear a los perros, en sonreír porque es feliz en donde está, porque está en donde quiere estar.
Y yo sigo acá, hablar, sonreír, cumplir, sentir que la vida es dura, que hay que desangrarse el alma, rebanarse los sesos para llevar esta vida que cuesta tanto, esta que vale la pena vivir; y mi caricatura sin color persiste entre sábanas y besos, entre sonrisas y bailes de gimnasia y yo me pregunto, si la vida dura vale la pena o si el amor se cuenta porque un solo beso de ella, uno de él son la eternidad, porque las miles de sonrisas en mi cabeza, en mi piel, son las mismas que sólo estoy imaginando.
Once pe eme, vuelvo a poner Daydreamer, porque llegué a casa, porque no hay nadie junto a la puerta, todos adentro, duermen, sueñan, y yo me dispongo a descansar.


miércoles, 2 de noviembre de 2011

El himno de los muertos

Hay muchos en los que pienso hoy, todos queridos, todos extrañados. Mis abuelos, mi tía, mi amigo, mi perro.  Lo cierto es que el día de hoy me sirve para recordar lo mucho que los quise, que los quiero, lo mucho que hacen falta, la maravillosa transición que hicieron con su muerte. Para ellos,

El himno de los muertos

Así se dirigían al muerto,
cuando moría.
Si era hombre, le hablaban,
lo invocaban como ser divino,
con el nombre de faisán.
Si era mujer, con el nombre de lechuza.
Les decían:
"Despierta, ya el cielo se enrojece,
ya se presentó la aurora,
ya cantan los faisanes color de llama,
las golondrinas color de fuego,
ya vuelan las mariposas".
Por eso decían los viejos,
quien ha muerto, se ha vuelto un dios.

Netzahualcóyotl


viernes, 14 de octubre de 2011

No te rindas


Hace tiempo este poema de Benedetti fue mi mantra. Así, completo. De él pendió mi corazón, mi fe y mi vuelo. Y porque después de la tormenta siempre sale el arcoiris.
Hoy pienso en una de mis moiras. En Imani. En cada una de las personas que quiero y que derraman llantos y están en pie de guerra.
Las quiero. Las abrazo. No se rindan. 



No te rindas
No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras,
enterrar tus miedos,
liberar el lastre,
retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros,
y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda,
y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma
aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
porque lo has querido y porque te quiero
porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa,
ensayar un canto,
bajar la guardia y extender las manos
desplegar las alas
e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños
porque cada día es un comienzo nuevo,
porque esta es la hora y el mejor momento.
porque no estás solo, porque yo te quiero.
Mario Benedetti

jueves, 6 de octubre de 2011

Bajotierra


Nadie puede culparme por escribirte, Herminia
ni por dejar las luces prendidas del camino, para que me sigas
para que vengas a decirme que la tierra está en el mismo lugar.

Así es siempre, me dijiste,
y yo me levanté y te seguí los pasos para ver el mundo
ese en el que haces las veces de mucama de sueños
de cocinera de espantos.

Nadie puede venir a decirte Herminia
que no supiste corregirme la cordura
 ni pintar de negro la alcoba
que se empeña en mojarme los pies hasta despellejarlos
y se obsesiona con descarrilar la vacuidad de mi reflejo.

Te hace falta bañarte en sol, me dices,
y me quedo pensando en las sonrisas que emanan de sus rayos
en las lágrimas sonoras que se secan a gotas
que limpian con calor mis córneas dilatadas.

Yo soy quien no entiende de sueños, te digo
y me regreso buscando las huellas que dejé en el camino contrario
las que borré con olvido, con ganas de tierra.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Oportunidades

Toma I: está chueca
La vida da múltiples oportunidades. Los últimos meses de mi vida he tenido varias a mi alcance, y lo mejor de todo es que me he decido a tomarlas. Hasta pensé que me iba a morir porque he estado cerrando círculos a lo bruto, pero no, no tuviera tanta suerte este mundo para librarse de mí.

Hace tiempo que buscaba en Facebook a quien fue mi mejor amiga durante la prepa. Le perdí la pista por broncas que ahora me parecen insulsas y tal parece que viví catorce años creyendo cosas que no eran (esa es una buena noticia). La busqué sin éxito y un día hace algunas semanas me agregó, me dio harto gusto. Luego me la encontré en el Flashmob que hicimos en Centro Magno; platicamos atropelladamente, con emoción, rápido, con las ganas de sentarnos a tomar el café que nos debíamos desde hace más de una década. Resulta que ella vive en donde viven mis papás y voy a diario desde hace más de un año, desde que nació Sakura.
Toma II: ¡está peor!

Hoy nos vimos con amigos y me dio la impresión de que el tiempo no ha pasado. Hablamos de la vida, del amor, de cómo la vida nos ha madurado, golpeado y abrazado.

Llegué a casa feliz de estar con ellos, de tener la oportunidad de verlos de nuevo, de recordar y charlar. Llegué feliz de haberme dado la oportunidad de aceptar que la vida me dijo en tan poco tiempo "hey, ahí está Ile, ya pasó el tiempo, dense un abrazo".
Toma III: fiu, algo decente.
Sonrisa catorce años contenida

Eso hicimos. Gracias Ile por ser tan igual a como eras, por hacerme sentir que el tiempo no ha pasado,que somos en esencia las mismas, que he crecido y que he aprendido a perdonar y a ofrecerte mil disculpas. No sé qué nos depara la vida, pero no quiero perderme la oportunidad de conocerte de nuevo.

Te abrazo.


martes, 6 de septiembre de 2011

De ayeres y desprendimientos

Esta tarde me despedí de mi cochecito, el único que he tenido, un Atos, yo le decía en mi cabeza siempre mi zapatito azul. Me emociona mucho el nuevo coche, pero despedirme del zapatito va más allá de motor, llantas y transporte. En cuestión de minutos hice un repaso de mi vida, en específico los últimos casi siete años, los mismos que tenía con mi Atitos. Sin ánimos de parecer superficial, diré que lo voy a extrañar.
En él me deshice de uno de los miedos más grandes de mi vida, andar por las calles con un fierro alrededor, entre otros fierrotes amenazantes, yo quería las calles para mí sola, y en él, me deshice del miedo. Recuerdo la primera vez que manejé sola de regreso a mi casa, era un diez de mayo y estaba feliz porque me dieron medio día e iba a comer con mi madre. La ruta que había trazado en mi cabeza la cambiaron, estaban arreglando la Glorieta Colón, iba sudando, temblando, temía sentirme perdida y no me detuve hasta llegar a mi casa. Me bajé llorando.
El día que me lo entregaron, 15/04/05
En él iba a la maestría y me sentía tan feliz, tan independiente. Fui a llevar una invitación de la boda y regresé con premio, el gran Gus venía en brazos de mi amiga Rosi, así que le tocó estrenar coche. Luego, me casé con J. No quise adornarlo porque no quería llamar la atención, quería manejar yo misma hasta el lugar en donde nos casamos, pero mi papá prudente me hizo desistir, gracias papá, era una novia y no me había dado cuenta. Le cupo una lavadora, un baúl, muchas cajas de libros, dos libreros y un chorro de amor, tanto que todavía no se termina.
Años después, una mañana de abril le rogué a J. que lo llevara a lavar a conciencia, porque ese día, o al otro, llevaríamos a casa nuestra pequeña Sakura y quería que fuera como una reina.
Luego fuimos por Fuga, nos encontramos con Luzanna en un parque, le pusimos una cama atrás y la nena iba como una diva en el asiento de atrás.
Nunca creí que un armatoste de fierros, hules, trajeran a mi memoria varias de las cosas más importantes de mi vida. No creo que sea casualidad que vengan a mi mente tantos amores y fechas especiales, tantas ganas de seguir rodando mi vida.
Ahora va el Atitos con su nuevo dueño, que lo cuidará seguro mejor que yo.

lunes, 29 de agosto de 2011

Ultimatum

No creo que sea coincidencia ir por la calle pensando en todo lo que pasa en mi país, en mi vida, en la de otros, y encontrar esto.
Tampoco creo que sea así de fácil cerrar capítulos, quitar estigmas, sacar el cochambre a cacerolazos, pero vale bien la pena.
Creo que se vale decir, hacer y creer en lo que a uno le dé la gana.
Me toca prestar atención cuando la vida me llama a gritos, porque no creo que sea coincidencia.

sábado, 13 de agosto de 2011

Lluvia en las piedras

Herminia sale de las piedras cuando hay lluvia
cuando parece que el cielo se rompe de tanto tronar
y de tanto que caen del cielo las puntas
que agujeran su corazón.


Sale para dejar que lo penetren
que caven hondo
para que salgan chorros de sangre como emociones
como la vida que se le va mientras ve pasar a los perros.


Y es que con ella sale su vida
esa en la que lo sabe todo.


La lluvia le trae a la memoria
las risas compartidas
las lágrimas y los cantos,
los rezos en la punta de la lengua de las beatas
y las ganas de ser cigarra.


Y es que ella sabe de soledades
de huecos en la punta de las pestañas
de ecos que caen callados en las esquinas de su corazón perforado.


Y es que Herminia conjuga verbos 
como rayos de luna en el monte
aullidos de lobo en si bemol.


Cigarra, ave fénix, beata, prostituta renovada,
Herminia quiere ser la palma de la mano de los muertos
para dejar de predecirles la vida
-o la muerte que es lo mismo-
para empezar a escribir salmos que los lleven a bien morir debajo de las piedras.


Que caiga entonces la lluvia
les perfore el corazón
y canten
y lloren
y escriban historias en las palmas de las manos de los que se han ido a vivir.

martes, 2 de agosto de 2011

Una carta para ti

Hoy platicaba con una buena amiga (casi hermana) sobre lo poco que nos hemos visto últimamente y lo invariablemente cerca que de todos modo estamos. Me dijo que quiere hablarme para contarme cosas buenas de su vida y no para lamentarse de tal o cual cosa que le pasa o que me pasa y hacer una eterna quejica. Yo contesté lo que debía, si no es para eso, ¿para qué estamos los amigos?

Me quedó mi frase en la cabeza, ha ido venido en cada alto y siga, en cada carril de derecha o izquierda, mientras me estacionaba, mientras preparaba unas quesadillas para cenar (confieso que hice una pausa para arrullar a mi pequeño chimpancé) y trato de aclarar mis ideas al respecto mientras escribo.

¿Para qué estamos los amigos? Para divertirnos, lamentarnos, amarnos, mentar madres y echarnos a perder los unos a los otros. Yo no sé si soy o no una buena amiga, pero sé que tengo buenos amigos. No los cuento por decenas siquiera, al contrario, en mi caso aplica “de lo poco bueno” y me siento muy afortunada por ello.
A mí no me importa si llamas a las tres de la mañana llorando o riendo, o nomás, porque te dio el insomnio desvelado y quieres  platicar. Tampoco me importa si eres una queja eterna, ya saldremos adelante. Y si me buscas para reír, chidísimo, a mí también me hace mucha falta orinarme a carcajadas.

Me dicen las malas lenguas que si de pronto me siento sola es que tengo que conocer más gente, otra, que hagan cosas distintas, que me retroalimenten distinto. Yo les digo a las malas lenguas que te necesito a ti, con tus demonios y tus sonrisas. Que vengan esas otras personas a poblar mi mundo, a compartir experiencias de vida, pero que te quede claro que para llenarlo, estás tú.

Te mando un fuerte abrazo. Te extraño.

lunes, 18 de julio de 2011

Dedos

Esto es lo que delinean sus dedos; qué maravilloso encontrarlo de sorpresa. Es como un beso en una mañana fría. Una revolución de color, de amores, de sombras, de su nombre que ya era mucho antes que su cuerpo.

viernes, 8 de julio de 2011

Retrato

A ella, que nunca quiso robarse mi vida

Una mujer
Mujer en su cueva. Paul Delvaux
una silla
las ganas de sentarse a mirar
cómo la tarde se devora
los cantos de gorriones
cuyas alas en flor
le recuerdan que el tiempo
nunca se suspende.

Una mujer
un espejo
las canas aferradas al cuero
de diez en cien
de cien en mil
las justas para contar y cuentear
soledades
canciones
vértigos
porque la vida es terca
porque no se detuvo en el soñado orgasmo.

Una mujer
una pluma
las miradas chocantes
que se topan con el pudor
con su desnudez interrumpida por las ganas
por su piel
cabello
uñas
que centímetro a milímetro
presumen la voracidad del tiempo
las memorias de amares
minuetos
sus pasos andados descalzos y a destiempo.

martes, 28 de junio de 2011

Un poco sobre ser madre

Lanzó un débil quejido. Cuando llegué a su recámara estaba sentada dentro de su cuna, debajo de su velo contra los mosquitos, con un puchero que decía "mami, no puedo dormir". La abracé, susurrando amores se fue durmiendo, de vez en vez tocaba mi rostro, mi cabello, como para cerciorarse de que seguía allí en eterno abrazo.
A veces me pongo a pensar en qué momento llegué a ser madre, de qué manera aprendí muecas, sonidos, risas, canciones y juegos para comunicarme con ella; cómo es que J. y yo somos padres y usamos el callado idioma que inventamos, después de su primer respiro, para hablar de ella.
Sakura está enferma, nada grave, pero han sido días que me abruman pensando si hago bien tal o cual cosa, hablándole a su pediatra (quien paciente me explica qué hacer y cómo y contesta todas mis llamadas). Me abruman porque no hay gramática perfecta que me enseñe a ser madre ni amores que no lloren cuando sé que no está del todo bien.
Lo que está más que bien es que me respondo que llegué a ello de la manera más sencilla y genuina (absurda, de hecho): siendo madre. Desde que vi la prueba de embarazo positiva, durante cada semana que aprendía cómo iba creciendo, hasta que sentí todo su hermoso cuerpo saliendo del mío y me di cuenta de que soy una guerrera por y para ella.
Porque gracias a Sakura he aprendido que no hay sacrificios en esto de ser madre. Hay dedicación, esfuerzo, ganas de mirar para siempre esa sonrisa y oir su gruesa voz llenando mi espacio.
Alíviate preciosa, aquí está tu madre para cuidarte y amarte para siempre.

miércoles, 15 de junio de 2011

Tiempo de amar

Hasta las piedras saben que  me gustan los musicales, que tengo una colección de ellos con J. Hemos pasado gran parte de nuestra historia cantando, musicando, bailando, en pleno gozo de acordes, ritmos, pasos que suben y bajan escalinatas y pentatónicas al ritmo de nuestro sístole y diástole corazón.

Hoy Sakura exigió de nuevo Rent*, dado su corto año de vida es fascinante ver su emoción y su amplia sonrisa cuando suenan los primeros acordes de “No day but today” o de “Seasons of love”, y da gusto y regusto aplaudir con ella cuando termina cada acto.

Gracias a ella se vino un cúmulo de ideas y después de la hecatombe logro rescatar una sola: es tiempo de amar.

No creo que seamos pocos los que hemos estado a punto de perder una relación importante o los que la han perdido ya, pero me queda claro que después de todo es momento de entregarse al amor. Rent me recuerda eso y más (y aquí es donde apelo a la comprensión de quien esto lee): después de una gran y terrible tormenta vino la calma, la bendita y bien merecida calma para dos corazones atribulados, y una hermosa y clara certeza vino a mí cuando J. me dedicó unas líneas de “I’ll cover you” que dicen “Live in my house / I'll be your shelter / Just pay me back / With one thousand kisses” y fue entonces cuando comprendí que me convertí en su castillo y él se convirtió en mi espada.

Y entonces el círculo se cierra. “Five hundred twenty-five thousand / Six hundred minutes / How do you measure, measure a year?”, “How do you measure the life /Of a woman or a man?Ha pasado más de un año desde la tormenta, pero apenas va a ser un año de que la paz, el amor, la concordia, la voluntad y las ganas de estar juntos se escribieron en los pliegues de mi piel y de la suya fabricando un cadáver exquisito perfecto. “In daylights, in sunsets, in midnights / In cups of coffee / In inches, in miles, in laughter, in strife”.

Mis años de vida con J. –espero que también los que le siguen– los mido en las mañanas de besos de madrugada, con las peleas infinitas que hemos perdido, las que hemos ganado, todas las que hemos llorado juntos, por derrota o por victorias bien ganadas. Mis años de vida con J. son la mejor inversión de llantos y amores, apuestas y corcheas suspendidas en el firmamento. La vida contigo, J. me recuerda que soy una mujer que eligió amar, desde el inicio de la tormenta, y que contra todo pronóstico me mantuve firme, enraizada a mi convicción, con la certeza de perder, pero con las ganas de pasar más años de vida contigo. 

Me recuerda, en fin, que mi apuesta valió la pena.

Es momento de amar. Mido mi vida en amor, en familia, en Sakura, en J.

Lo que las rocas no saben es que decidimos apostar juntos. Gracias por amar conmigo.


*Jonathan Larson, 1996.

martes, 31 de mayo de 2011

En calma

En la calma, la palabra, lo mismo 
toma baños de luna que de sol.

sábado, 21 de mayo de 2011

Buscamos a Brujo

El martes 17 de mayo se extravió Brujo, el mejor amigo de mi hermano Diego Villaseñor. He pasado por mil estados de ánimo, la tristeza, el coraje (de pensar que alguien lo robó), la desilusión y el llanto cuando de pronto pienso en lo difícil que está que vuelva a su casa.
Hoy la historia tomó otro rumbo. En la cuenta de twitter de Diego se lee:

 diego villaseñor 

martes, 17 de mayo de 2011

Llueve

Llueven días en que ni números
ni letras significan tu nombre.

A cántaros caen sinalefas sin sentido
ecuaciones de algebraico desorden
que no dicen
ni prefijos
ni finales de tu sombra.

Será que existes
en lo que tu apócope esconde

que tu risa
es un compás de tres cuartos

y tu nombre es obligado silencio.

lunes, 9 de mayo de 2011

Centímetro a centímetro

-Piel, cabello, ternura, olor, palabras-
mi amor te va tocando.
Voy descubriendo a diario, convenciéndome
de que estás junto a mí, de que es posible
y cierto; que no eres,
ya, la felicidad imaginada,
sino la dicha permanente,
hallada, concretísima; el abierto
aire total en que me pierdo y gano.

Y después, qué delicia
la de ponerme lejos nuevamente.
Mirarte como antes
y llamarte de "usted", para que sientas
que no es verdad que te haya conseguido;
que sigues siendo tú, la inalcanzada;
que hay muchas cosas tuyas
que no puedo tener.

Qué delicia delgada, incomprensible,
la de verte lejos,
y soportar los golpes de alegría
que de mi corazón ascienden
al acercarse a ti por vez primera;
siempre por primera, a cada instante.
Y al mismo tiempo, así, juego a perderte
y a descubrirte, y sé que te descubro
siempre mejor de como te he perdido.

Es como si dijeras:
"Cuenta hasta diez, y búscame", y a oscuras
yo empezara a buscarte, y torpemente
te preguntara: ¿estás allí?", y salieras
riendo del escondite,
tú misma, sí, en el fondo; pero envuelta
en una luz distinta, en un aroma
nuevo, con un vestido diferente.



Rubén Bonifaz Nuño

viernes, 29 de abril de 2011

Feliz cumpleaños Sakura

Hoy hace un año viví uno de los días más importantes de mi vida, estaba en el hospital respirando hondo porque Sakura estaba por nacer. No recuerdo nervios, ni miedo, mi presión estaba alta y las contracciones hacían lo suyo; yo sólo me preocupaba porque ella naciera bien, estuviera completa y sana y así fue. Hace un año cambió mi vida para siempre y mis días son completos, hermosos, llenos de encanto.



Desde que soy madre he aprendido cosas que probablemente nunca puse realmente en práctica: paciencia, amor incondicional, admiración, sorpresa. Ser madre me ha hecho entender que la vida es un pergamino en el que escribimos desde que nacemos con la cotidianeidad de los días, y es un placer ayudar a Sakura a hacerlo justo ahora, mientras ella se prepara, mientras aprende a escribir con su propia tinta los días de su vida.


Definitivamente la mejor parte de mi vida son las noches en que nos acurrucamos a platicar lo que ocurrió en el día, ella se va arrullando mientras me platica y se duerme, y juntas soñamos; parece que el tiempo se detiene y me regala minutos que son una vida entera, cuando acaricia mi cara y mi pelo para dormir.


Le ayudo a escribir su vida, a hablarla, a caminarla, a comérsela entera y beberla en onzas de leche y de jugo de manzana; a construirla con bloques de plástico y a mecerla con amor con sus monos de peluche; a leerla en sus libros infantiles.

Ella baila y yo vuelo con sus miles de sonrisas, con sus ojos que pellizcan, con su voz que promete cantar diez mil canciones de blues con su papá.

Ella abraza y besa a sus hemanos-perros y yo me siento satisfecha por enseñarle que los animales merecen tanto amor y tanto respeto como cualquier ser vivo en este hermoso planeta.

Y nos abrazamos los tres, papá, Sakura y yo, y siento un placer inmenso de que nos amemos como hoy toda la vida.

¡Feliz cumpleaños Sakura!

jueves, 14 de abril de 2011

Mona


Una mona estaba en la ventana del primer piso. De esas de plástico duro, con marcas de tinta azul en la piel, con tres pelos que trajeron a mi memoria un poema de Cristina, con la mona pelona como protagonista. Era febrero, éramos veinteañeros, éramos felices, como hoy. La vida no había traído nada para ambos, tal vez una incipiente relación trunca, hasta que algo te hizo marcar mi número e invitarme un café turco. Esa tarde salimos del Madoka, enmarcado por un sol gris naranja, tu mano eléctrica abrió la mía, me hizo sonreír y mirar por la ventana en donde estaba ella espiándonos, desnuda, detrás de un vidrio roto, como su cuerpo. Siempre que recuerdo esa tarde sonrío, recuerdo el azul de tu coche, tu mano eléctrica y la mona pelona en la ventana, y que la vida, el futuro y la felicidad eran nuestras, que la promesa era nuestra. 
Después de varios años la vida nos ha traído más vida, el presente es el que nos pertenece y la felicidad se ha renovado y vive en nuestra casita al pie de la colina. La mona, parece que sigue ahí, mirando por la ventana, tiesa, seca, pelona, sola.
P.D. Tienes un DM. Te invito un café turco.

jueves, 7 de abril de 2011

Manto sagrado







Cuando una Moira llora
 las demás tejen un manto con sus lágrimas.



He despertado tejiendo de nuevo el manto.
Voz recién nacida me revienta los pulmones
y no se transforma en canción
no puede hacer tresillos en Mi mayor
ni mecerse en antiguos valses.


La Moira que soy tiene rotas las alas,
y aún conserva entero el corazón para tejer
el manto que abrigue dos corazones
que deben latir con fuerza
y comerse el mundo a cada sístole violenta.


No hay compás
no armonía
nula melodía que me haga bailar
alrededor del fuego de la luna,
pero el tercio de sonrisa que conservo
es aguja que zurce con lágrimas ajenas
dos almas que no se apagan a instancias del destino.


La Moira que soy apresura las manos
las lágrimas
y ahuyenta al destino,
cubre a las Moiras con el manto
con tres sonrisas
mientras bailan un vals en el fuego de la luna.

jueves, 10 de marzo de 2011

Tema soledad

Para ella, por las maletas, la cinta canela, los ya no te amo.



No sé qué empeño tiene la vida en que el tema de hoy sea la soledad. Buena consejera, sin duda, pero dolorosa en extremo, como sólo pueden doler los partos. Difícil es recordar, ya sé que uno tiene que quedarse con las cosas buenas, con el presente, con lo que ya no duele, pero creo con firmeza en que recordar en definitiva no es vivir; es entender, corregir, aceptar, renunciar al egoísmo, perdonar y por ende amar.

Muchas veces recorrí la misma carretera con las mismas lágrimas y con Sakura en el vientre, y no puedo evitar sentir remordimiento al recordar lo sola que me sentía. Hoy recorrí esa misma carretera, con otras lágrimas, sin Sakura y con el recuerdo de la lechuza blanca frente al parabrisas, recordándome que a pesar del dolor las alas deben abrirse al vuelo, lanzarse al vacío del dolor para poder sanar.

He leído a Lobo y, caray, los recuerdos me llenaron de nuevo el corazón de agua, el alma de llanto viejo, de agua el corazón que supura en busca de salud. Pensé en maletas, en cenas en soledad, en ganas de sobrevivir el duelo, en brazos que fueron anclas en mi tormenta.

Llegar a casa sin Sakura me trajo de golpe de nuevo imágenes que creí caducas, como si necesitara recordar que hace un año comenzaba el tremendo camino de la reconciliación, de la aceptación, de la madurez, del amor.

Los días son otros, los dolores son otros, los amores son grandes y hermosos. Lloro ahora, supongo que de vez en cuando es bueno exorcizar estos demonios que se van tan lentamente, pero se van.

Lobo me repitió hasta el cansancio “todo va a estar bien” y yo necesitaba creerlo, aunque en el fondo del corazón se anidara el coraje y la incredulidad. Mañana todo estará bien para ella. Hoy todo está bien para mí, para nosotros, aunque sea difícil de creer, como bien reza un proverbio africano: “después de la tormenta siempre sale el arcoíris”.
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